El oro blanco es una aleación de oro con otros metales blancos como el paladio, el níquel o la plata, que le dan su color plateado característico. Aunque el oro blanco no es realmente blanco puro, tiene un tono ligeramente amarillo debido al color natural del oro.
Con el tiempo, el oro blanco puede perder su brillo y comenzar a ponerse amarillo debido a varios factores:
-
Desgaste: el uso diario y el contacto con objetos duros pueden rayar la superficie del oro blanco, lo que puede hacer que pierda su brillo y se vuelva amarillento.
-
Exposición a productos químicos: el contacto con productos químicos como perfumes, lociones, detergentes y otros productos de limpieza pueden corroer el metal y cambiar su color.
-
Acumulación de suciedad: la acumulación de suciedad y grasa en la superficie del oro blanco puede hacer que pierda su brillo y se vuelva amarillento.
-
Revestimiento desgastado: algunos fabricantes de joyas cubren el oro blanco con un revestimiento de rodio para mejorar su brillo y resistencia a la corrosión. Con el tiempo, este revestimiento puede desgastarse, lo que hace que el oro blanco debajo se vuelva amarillento.
En general, para evitar que el oro blanco se vuelva amarillo, es importante limpiarlo regularmente y evitar el contacto con productos químicos y objetos duros. Si el oro blanco se ha vuelto amarillo, se puede llevar a un joyero profesional para que lo limpie y lo vuelva a revestir con rodio si es necesario.